El susurro del ángel
Deja de llorar y canta.
Desde el cáliz sibilino
derraman en tu garganta
lejanas coplas, el vino.
Canta, fecunda y serena
como el rumor de la lluvia
que envuelve las azucenas
de los patios en penumbra.
Aclárate la mirada
con lágrimas de rocío
que disipen tu tristeza
Por el estero sombrío.
ya sabes que estoy cansado
de ser tu fuente y puntal,
renuévame con tu canto
la promesa, que se va .
Deja de llorar , y canta.
Hay más jardín en tu aroma.
Florece de tu garganta
la luz, que al espejo asoma.
