Vientre de arena
Era un vientre de llanura abierta,
salvaje y fértil, estancia inexplorada.
La ávida caricia de una cruel quimera
abrió en dos la greda en sus entrañas.
Trajo a ella un beso de hojas secas,
la vistió de soledad en la montaña:
le dejó en la noche finita y sin estrellas
un hado de partida desprovisto de alborada.
Cuna de semillas muertas,
brotes sin desperezarse al alba.
Cielo sin espejo de violetas
esperando amamantarse de sus aguas.
Árida y arisca, la tierra experimenta
una grieta ambivalente que aún le sangra:
Vientre de arena, se quedó desierta:
Penas minerales…¡como si importara!
